miércoles, 30 de septiembre de 2009

Navidad en los Andes

Todo empieza en Marcabal Grande, hacienda donde vivía Ciro, cerca al río Marañón que poseía una naturaleza silvestre. Ciro nos narra su vida de pequeño, de cómo llegaba a la casa cada diciembre mientras su madre la abrazaba cariñosamente, su ama lloraba de felicidad y su padre preguntaba al guía de Ciro sobre el viaje, quienes aveces exageraban las cosas. Sus hermanos y primos en esa época estaban anciosos por los juguetes y los caramelos. El padre de Ciro armaba el nacimiento en la habitación más grande de la casona con la ayuda de un carpintero apodado "Gamboyao" atrayendo la curiosidad de los niños, para después ir con los niños en busca de una gran variedad de vegetales que no se marchitaban y serían utilizados para cubrir el armazón la madera.


Los personajes del nacimiento; San José, la virgen, el niño, la mula y el buey; eran sacadas de un armario y colocados al centro del armazón cubierta de plantas, ramas y flores de tal manera que no parezca un establo. El padre de Ciro era ateo, pero en esas fechas no le gustaba recordarlo porque no quería herir a los niños. También en esa época, llegaban varios pobladores con obsequios para toda la familia, pero la que más recibía, era su madre. La familia recibía animales, frutas, tejidos, cosas buenas y como agradecimiento ellos obsequiaban telas, pañuelos, azúcar, etc. Lo que a Ciro le dejó impactado fue recibir un venado. Esos días también se ensayaban cantos y bailes llamadas "pastoras".


Cuando llegó el 24 de diciembre, los animales eran matados por los sirvientes indios, y estos pasarían a la cocinera Vishe. Las mujeres de la familia se encargaban de amasar los buñuelos mientras que el padre de Ciro ordenaba las botellas de pisco y cerveza. También decoraron la casa con varios ramitos de rosas y claveles rojos y blancos que parecía fiesta.
La cena era servida en una comedor gigante con una mesa iluminada por cuatro lámparas, las cuales hacían ver dulce a la madre de Ciro. Al terminar, pasaban al cuarto del nacimiento, las mujeres rezaban frente al altar mientras que los hombres conversaban despacio y los niños hacían lo que sus madres pedían.

De pronto, un coro de dulces voces se iba acercando hasta su puerta con una suave melodía, que vestidas con vivos colores y sombreros adornados, soltaban un chiste y bailaban cómicamente. Estas daban ofrendas y a la vez las consumían. A veces se les pedía que cantaran sólas para tener un poco más de tranquilidad. Ya en la noche, Ciro se echó a descansar pero no podía dormir porque le encantaba que su mamá vaya a su cuarto silenciosamente a dejar un pañuelo bordado con su nombre.
En este cuento, Ciro nos trata de contar como eran sus días de noche buena y lo feliz que lo pasaba con su familia y amigos. Intenta transmitirnos y relatarnos un poco de su forma de vida, por ejemplo su familia no poseía muchos lujos, pero aún así, el amor gobernaba en sus vidas.

3 comentarios:

  1. SUPER BIEN!!!

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    "ONIRICOSIS"

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    1. Un comentario tan antiguo, me pregunto si seguirás vivo o si esta cuenta ya no la usas ??
      Dudas existenciales ;(;

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    2. Tengo 13 años voy a ver si viajo en el tiempo jajajaj , estoy a tiempo ajajaj :)

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